Autor: Jose Manuel Sánchez

Los cuatro inconmensurables y sus enemigos: la sutilidad de la verdad última

En este sendero de regreso al corazón esencial, hay cualidades que no solo embellecen la mente, sino que la liberan. Los cuatro inconmensurables, o Brahmaviharas, son esas cualidades: mettā (amor benevolente), karuṇā (compasión), muditā (alegría empática) y upekkhā (ecuanimidad). Se les llama “inconmensurables” porque no tienen límites. Son como el espacio: no hay medida para su alcance.

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Los cuatro inconmensurables: el corazón que despierta

El mundo y la vida es un desafío constante. Buscamos la felicidad sin comprender del todo el camino que andamos. Consideramos que ser feliz es poder estar alejados del sufrimiento y en realidad, la auténtica felicidad no surgirá dentro de nosotros hasta que comprendamos, más allá de toda duda, que ser feliz es aprender a abrazar también el dolor y la pérdida, el miedo o todas las dificultades de la existencia.
En este viaje de abrazar la dificultad el budismo nos habla de cuatro cualidades especiales que son nuestras aliadas y cuyo cultivo puede hacer posible ese lugar que nos resulta tan difícil.

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El propósito vital desde la mirada transpersonal

Mucho se habla y se escribe sobre este concepto también llamado propósito de vida. La idea general que se tiene es que se trata de una idea o sentimiento profundo que da dirección, sentido y significado a la vida de una persona. Es aquello que, al descubrirlo, hace que la existencia se sienta más coherente, valiosa y plena. No se trata solo de una meta profesional o de éxito externo. Va más allá.

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La distracción y la ignorancia

Cuando hablamos cotidianamente de distracción, parecería que nos referimos a dos enfoques, a priori, diferentes.
El primero nos dice que, al distraernos, perdemos la atención del lugar en el que en ese momento deberíamos mantenerla y como consecuencia de esta distracción o esta pérdida de la atención, suceden consecuencias negativas o no deseadas.

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La vacuidad o la consistencia del vacío

El Budismo contempla la expresión vacuidad o vacío como contraposición a la nada. Entendiendo como nada, esa mirada humana sobre lo que está vacío de cualquier contenido, sin nada que apreciar ni experimentar. Las palabras no son lo importante. En otras fuentes se habla de la nada como el todo, asimilándola al concepto de vacuidad.

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El desafío del momento presente

Toda acción está justificada con tal de alejarnos del dolor. La sensación de aparente seguridad, la falsa sensación de felicidad en una realidad domesticada es mucho más aceptable que el riesgo a contactar con la realidad y lo que no podemos controlar. La incertidumbre de sufrir es insoportable o incluso el sufrimiento presente.

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Los cuatro inconmensurables y sus enemigos: la sutilidad de la verdad última

En este sendero de regreso al corazón esencial, hay cualidades que no solo embellecen la mente, sino que la liberan. Los cuatro inconmensurables, o Brahmaviharas, son esas cualidades: mettā (amor benevolente), karuṇā (compasión), muditā (alegría empática) y upekkhā (ecuanimidad). Se les llama “inconmensurables” porque no tienen límites. Son como el espacio: no hay medida para su alcance.

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El mundo y la vida es un desafío constante. Buscamos la felicidad sin comprender del todo el camino que andamos. Consideramos que ser feliz es poder estar alejados del sufrimiento y en realidad, la auténtica felicidad no surgirá dentro de nosotros hasta que comprendamos, más allá de toda duda, que ser feliz es aprender a abrazar también el dolor y la pérdida, el miedo o todas las dificultades de la existencia.
En este viaje de abrazar la dificultad el budismo nos habla de cuatro cualidades especiales que son nuestras aliadas y cuyo cultivo puede hacer posible ese lugar que nos resulta tan difícil.

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El Budismo contempla la expresión vacuidad o vacío como contraposición a la nada. Entendiendo como nada, esa mirada humana sobre lo que está vacío de cualquier contenido, sin nada que apreciar ni experimentar. Las palabras no son lo importante. En otras fuentes se habla de la nada como el todo, asimilándola al concepto de vacuidad.

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Toda acción está justificada con tal de alejarnos del dolor. La sensación de aparente seguridad, la falsa sensación de felicidad en una realidad domesticada es mucho más aceptable que el riesgo a contactar con la realidad y lo que no podemos controlar. La incertidumbre de sufrir es insoportable o incluso el sufrimiento presente.

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En este viaje de abrazar la dificultad el budismo nos habla de cuatro cualidades especiales que son nuestras aliadas y cuyo cultivo puede hacer posible ese lugar que nos resulta tan difícil.

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Toda acción está justificada con tal de alejarnos del dolor. La sensación de aparente seguridad, la falsa sensación de felicidad en una realidad domesticada es mucho más aceptable que el riesgo a contactar con la realidad y lo que no podemos controlar. La incertidumbre de sufrir es insoportable o incluso el sufrimiento presente.

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