La meditación es una práctica que según los textos budistas se remonta más de 5.000 años de antigüedad. Es una práctica simple, para nada sencilla. Consiste en tomar nuestra cualidad esencial que es la atención y llevarla a un solo punto, a un solo proceso con el fin de que se “suelte” de todo lo demás.
Ese proceso donde poner la atención o también llamado ancla, o anclaje, es la respiración. La propia respiración y más concretamente cuando se va teniendo algo de práctica, la atención a la respiración en la entrada y la salida del aire por las fosas nasales.
Lo llamamos anclaje porque pretende ser algo que ancle, que atrape de alguna forma la atención y ésta pueda quedar liberada de atender a ningún otro proceso, ya sea corporal, de los sentidos, emocional o incluso mental.
Es importante entender que hablamos de sostener la atención en la respiración no de que las demás cosas a nuestro alrededor vayan a dejar de pasar. Simplemente o no tan simplemente, estamos hablando de dejar de prestarles atención. Los pensamientos van a seguir sucediendo, las sensaciones corporales, dolores, incomodidades van a seguir reclamando nuestra atención. Las emociones consecuencia de esos pensamientos, de las circunstancias de nuestra vida en el momento en el que hagamos la práctica o las emociones derivadas de esas sensaciones corporales internas, o de sucesos externos como ruido, temperatura, etc.… todas esas emociones van a seguir sucediendo. Todos los acontecimientos van a seguir pasando. Simplemente se trata de dejar de atenderlos. Dejar de prestarles atención y de forma disciplinada o desde la voluntad, sostener la atención en la propia respiración.
Y así… ver que ocurre….
Si sostenemos la atención en la respiración, el resto de los acontecimientos en la vida, se irán quedando poco a poco empastados en una especie de fondo. Como cuando dejamos de prestar la atención al ruido de la calle y llega un momento en el que ya no nos damos cuenta de que sigue ahí. Nuestro foco está en lo que sucede dentro de la casa, estamos muy presentes escuchando lo de dentro y entonces el ruido de fuera… se empasta, se adormece de alguna forma y parecería que ha dejado de existir, pero no es así. Ha dejado de existir solo para nosotros porque no lo atendemos y lo que no tiene nuestra atención no existe en nuestro mundo.
Así pues, meditar no es estar en silencio exterior, (ausencia de ruidos) ni interior (ausencia de pensamientos, emociones o sensaciones corporales) es más bien alcanzar un estado en el que el “ruido” o las alteraciones no arrancan nuestra atención de nuestra respiración. Es un estado en el que permanecemos en el universo de la respiración y si los impedimentos externos logran sacarnos de ese lugar y captar nuestra atención, nosotros, sin malestar o crítica, de manera amable, volvemos de nuevo a llevar la atención a nuestra respiración en el momento presente.
Lo que en un inicio es una lucha para evitar atender a todo lo que nos llama alrededor, poco a poco se va transformando en un estado que se abre a lo que hay más allá del ruido, más allá de las sensaciones corporales, emocionales o más allá de los pensamientos, anhelos y deseos.
Si superamos todos estos cantos de sirena que nos tratan de desviar del rumbo, más allá, en el horizonte de nuestro viaje, surge un espacio nuevo, de paz, de serenidad, de desapego, o de toma de perspectiva.
En ese espacio nuevo nada parece tan importante como antes de meditar. Es un lugar de comprensión de cómo nosotros no somos esos pensamientos que tenemos, ni las emociones, ni los deseos. No somos nuestros anhelos, enfados, frustraciones, tristezas o alegrías. Tampoco somos la euforia o el disfrute acumulados.
Somos mucho más que eso… y mucho menos… somos un espacio mucho más amplio y vacío. Somos como el fondo del lago cuando las aguas de la superficie se calman.
Al otro lado de la respiración habita la posibilidad de encontrarnos con nosotros más allá de lo que llamamos yo y con lo que estamos identificados.
Desde El Desafío de la Conciencia os invitamos a venir a meditar de forma gratuita. A practicar e incluir en vuestra vida los efectos de esta herramienta tan trascendente. Una práctica que nos confrontará con la verdad y que nos llevará de forma inevitable al encuentro con nosotros mismos con todo lo que eso conlleve.
Gracias a la práctica constante de la meditación, la forma en la que nos relacionemos con la vida ya no volverá a ser nunca más la misma.
Si eres constante, y pones la intención de mirar, de encontrar sin exigencia, pero con apertura, el viaje te desvelará lo que es y desnudará lo que no es.
En El desafío de la Conciencia hemos creado AULA CONSCIENTE, con el fin de poder acceder de manera libre y gratuita a la meditación y a su práctica. Pudiendo acudir en grupo a sostener esa dificultad que a solas nos cuesta tanto.
La presencia con los otros y el compromiso con ellos nos mantiene en el camino y nos permite sostener una recurrencia y una constancia esenciales para adentrarnos en los beneficios de esta actividad.
Meditar gratuitamente me deja sin excusas. Meditar en grupo en directo o en diferido me da la oportunidad de repetir una rutina de práctica.
Además, cada mañana de lunes a viernes Aula Consciente dispone de media hora de silencio guiado de 7:30h a 8:00h para poder tomar la estructura y alcanzar la disciplina y constancia necesarias en esta práctica.
No necesitas nada más. Una conexión a internet, tu ordenador, tu tablet o tu móvil. Tu silla o tu cojín de meditación, un espacio privado o negociado con tu familia en casa que vaya a ser respetado y la fortaleza para empezar. Dar los primeros pasos y apoyándote en la presencia de otros como tú, insistir en la recurrencia de lunes a viernes por la mañana, y en directo los lunes por la noche (o grabado si lo quieres seguir en otro momento).
Aprender a recorrer con voluntad, el camino del viaje hacia ti mismo, hacia ti misma.
Tienes la oportunidad de practicar y de difundir en tu entorno la posibilidad de que otros practiquen. Gratuitamente, de manera indefinida y sin compromiso. Quizá esta sea tu oportunidad para probar y quién sabe dónde te llevará este camino.
Muchas gracias, te esperamos.
José Manuel Sánchez Sanz
Director de “El desafío de la conciencia”, del programa de coaching transpersonal, de los retiros de meditación y formador del curso sobre Eneagrama.