Todos los seres humanos tenemos en realidad el mismo desafío, la misma lucha, el mismo proceso. Todos hemos nacido y nos hemos sentido desvalidos. Estamos diseñados para sobrevivir y la supervivencia no es algo que esté absolutamente garantizado. Tenemos que hacer algo al respecto y para ello debemos relacionarnos con el mundo, con la vida.
La forma en la que hacemos esto es en sí, toda la dificultad de nuestra existencia. La vida nos confronta, nos obliga a luchar y pone en peligro nuestra seguridad.
Los humanos no queremos sufrir, nadie elige sufrir, buscamos alejarnos del sufrimiento y ser felices, aunque no sepamos muy bien que es eso. Para no sentir el vacío que supone este desafío nos dedicamos a darnos satisfacciones, felicidades domesticadas que nos hagan eludir la verdad de la relación con la vida.
Pero la incomodidad vuelve una y otra vez.
Las compras, viajes, amigos, libros, películas o series de Tv, las redes sociales, las cenas o los logros, tarde o temprano nos devuelven el vacío. Hay algo más que nos inquieta, que tira de nosotros, que pide seguir adelante, crecer, encontrar sentido a lo que hacemos o para que lo hacemos.
De esto y otras cosas hablamos en la primera de las conferencias del ciclo: “El Desafío de la Conciencia” que puedes completa haciendo clic en este enlace:
En este viaje, no obstante, el primer paso es mirar y ver quien soy, que hago, como me comporto. Cuál es mi mecanismo de defensa o ego con el que me muestro y me vendo en el mundo.
Todos buscamos ser amados y pertenecer y con tal de hacerlo nos falseamos y traicionamos a nosotros mismos para aparecer más atractivos a los demás o más protegidos del daño de los demás.
Para poder avanzar y vernos tal y como somos debemos mirarnos con compasión, asumiendo que somos procesos y que no somos perfectos. Sin compasión, desde la dura mirada del juez, será más difícil que reconozcamos la cara más oscura de nuestras máscaras.
De esto hablamos en la conferencia “El Cultivo de la Compasión”.
Puedes ver la conferencia completa haciendo clic en este enlace:
Además de mirarnos a nosotros mismos y vernos en nuestros actos tal y como son, también los demás nos hacen de espejo y permiten que se nos vea lo que no sabemos de nosotros mismos.
Así en la pareja encontramos uno de los grandes maestros de este viaje de la ampliación de conciencia.
Esto lo vemos en la charla “La pareja como espacio de desarrollo de la conciencia”; la cual puedes ver al completo haciendo clic en este enlace:
Finalmente, el viaje nos lleva poco a poco más allá de lo que somos y de aquello con lo que estamos identificados a ir más allá. A ir a nuestra esencia, al magma en el cual todo se originó más allá de la falsa dualidad. Para poder acceder a este lugar, debemos soltar todo aquello que creemos que somos.
El yo es una experiencia sensorial tan solo.
El sistema automático de defensa funciona si o si bajo la inercia del imperativo biológico, pero la conciencia necesita de presencia, silencio y lentitud. Solo escuchando podemos atravesar el ruido de la existencia tal y como la percibimos.
De esto hablamos en la conferencia “El silencio, la lentitud y la consciencia”.
Conferencia que puedes ver al completo haciendo clic en este enlace:
José Manuel Sánchez Sanz
Director de “El desafío de la conciencia”, del programa de coaching transpersonal, de los retiros de meditación y formador del curso sobre Eneagrama.